La industria de fabricación de alimentos para perros y gatos nace de la necesidad de las personas de deshacernos del residuo que genera el elaborar nuestra comida.
El gran problema de estos alimentos es que se basan en una
legislación completamente diferente de la de los alimentos para consumo humano.
Los ingredientes de consumo animal incluyen todas las partes que sobran de las fábricas de alimentos para humanos como huesos, tripas, pelo, plumas, peladuras o pulpas de frutas y verduras, etc. Todo esto se “recicla” utilizándose como ingredientes de los piensos para mascotas.
Por eso, cuando en los envases y en la información promocional leemos reclamos como “ingredientes de la máxima calidad” o incluso la palabra “carne”, no significa que se trate realmente de carne ni de ingredientes seleccionados exclusivamente para ese alimento.
Por todo esto, debemos asegurarnos de que la marca que escojamos esté envasada en una planta de alimentación humana, lo que garantiza que cumple unos requisitos sanitarios más estrictos y que el 100 % de los ingredientes son aptos para el consumo humano.