Hatz, el hecho de adoptar a otro pequeñín no implica la sustitución de nadie. Y te lo dice alguien a quien todavía se le cuela el nombre de Berta al llamar a Pepi, y que todavía se hincha a darle besos a la foto de Berta que hay sobre la tele. De hecho, mientras escribo estas líneas, hay unos colmillos que me están haciendo la pascua en mi pié derecho, y acabo de llamarla "Ber... Pepi, estate quieta". Estos niños...
Cada persona es un mundo. Hace poco conocí a un matrimonio sin hijos y ella lleva un año y medio en tratamiento por depresión, tras perder a su perrita. No hace falta decir lo que la quería.
El trance de perder a Berta ha sido, con diferencia, lo peor que me ha pasado hasta la fecha, y tomar la decisión de traer a otra niña a mi vida ha sido lo mejor que he podido hacer por mí y por mi familia. Saber que, sin olvidar a Berta, que sigue con nosotros como un Angelito de la guarda, puedo volver a querer a otra criaturita, de manera diferente de como quería a Berta, pero a la vez de manera intensa, es una sensación de alivio enorme, pues poco a poco Pepi se va haciendo un huequecito en nuestros corazones, sin saber que a la vez está compitiendo sin quererlo con el recuerdo imborrable de una criatura excepcional en todos los sentidos, y que sigue presente en nuestra alma como el primer día. Eso es lo que hace que el esfuerzo se convierta en titánico para un cachorro de cinco meses, y a la vez, que ese mismo esfuerzo se vaya transformando en un intenso cariño mutuo conforme pasan los días. Como nota graciosa te diré que el otro día dejé a Pepi con mi madre un rato, y al volver a por ella le había puesto colonia y le había colocado dos trencitas en la cabeza. estaba para comérsela.
No lo dudes ni un minuto más. Tu chiquitín que se fué está esperándote en un sitio lleno de alegría y donde el dolor no existe, y está jugando junto a Berta y todos nuestros queridísimos pequeñines que se fueron un día de nuestro lado, y desde más allá del arco iris te está diciendo adelante, mamá, no sufras más. Yo estoy bien aquí, y hay alguien allá abajo que necesita tu cariño.